VENGO PRONTO

CIELO Y TIERRA NUEVA

Vi un cielo nuevo y tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. (Ap. 21:1)

Dios ha decidido limpiar el antiguo cielo y tierra, ya que fueron ensuciados por la maldad. Los cielos intermedios y bajos llenos de huestes oscuras, han engañado a los hombres desde siempre. La tierra ha sido espacio de sangre y muerte.

Aparece la Jerusalén eterna, junto con el tabernáculo del Señor, y los hombres salvos morarán allí con Dios y Dios con ellos.

VIDA SIN LÁGRIMAS

Que regocijo habrá para quienes han sido fieles a Dios, quienes han resistido a la bestia y su marca; y no se postraron ante ella. Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron. (Ap. 21:4)

EL QUE ESTÁ EN EL TRONO

Cristo sentado en el trono, reafirma su divinidad diciendo: Hecho está. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed yo le daré gratuitamente de la fuente del agua viva. (Ap. 21:6)

El hombre tiene sed de Dios. Cristo es el agua que toda persona desea con ansias.

Y anima a los fieles valientes de estos últimos tiempos: El que venciere heredará todas las cosas y Yo seré su Dios y él será mi hijo. (Ap.21:7)

También advierte a quienes lo niegan y llevan una vida pecaminosa: Pero los cobardes o incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre. (Ap. 21:8)

LA NUEVA JERUSALÉN

Un ángel muestra la nueva Jerusalén, venida del cielo, puesta en un monte grande y alto. Semejante a piedra de jaspe y diáfana como cristal, con un muro alto, con varias puertas y ángeles en ellas. Otro ángel con una caña de oro la mide y sus dimensiones son enormes. La ciudad no tenía templo pues Dios mismo y el Cordero son el templo mismo.

Y las naciones que hubieran sido salvas andarán en la luz de ella y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. (Ap. 21:24)

No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira. (Ap. 21:27)

En medio de la ciudad, había un río resplandeciente. Por un lado del río estaba el árbol de la vida. tendrá 12 frutos distintos y sus hojas serán sanación para las naciones. No habrá más noche ni luz de sol porque Dios los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos.

VENIDA DE CRISTO

Al principio del Apocalipsis se habla de su venida: He aquí que viene en las nubes y todo ojo le verá. (Ap. 1:7)

Cristo mismo nos avisa de su regreso:

He aquí yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo y vean su verguenza. (Ap.16:15)

¡He aquí que vengo pronto! bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de éste libro. (Ap. 22:7)

He aquí Yo vengo pronto y mi galardón conmigo para recompensar a cada uno según su obra. Yo soy el alfa y la omega. El principio y el fin. El primero y el último. (Ap. 22:12-13)

El ángel dice a Juan: No selles las palabras de ésta profecía porque el tiempo está cerca. (Ap. 22:10)

Finalmente Apocalipsis cierra con una bendición: ¡Que la gracia de Jesucristo sea contigo! (Ap. 22:21)

PARA REFLEXIONAR

La recompensa o galardón que recibiremos por nuestra valentía y fidelidad será grande.

En su gran amor Dios perdona nuestros pecados. Esto es lo que el Señor desea urgente de nosotros: arrepentimiento de nuestra maldad y total fidelidad a Él.

Las personas solo quieren oir que Dios es amor, y olvidan que también es Dios de juicio.

Cristo viene en cualquier momento. Hay que estar preparados como si fuese hoy.

Su regreso será en las nubes, no vendrá en la carne nacido en la tierra. Entonces hay que estar atentos(as) al anticristo, que viene de la tierra con forma humana imitando a Jesús. Líderes y medios de comunicación lo promoverán para su adoración.

Todos(as) queremos pertenecer al reino eterno; pues comencemos hoy mismo; defendiendo el bien y la verdad bíblica, y por supuesto! poner tu fe y tu vida en las manos de Jesucristo.

El cristiano debe tener una gran esperanza en su Señor, y un profundo regocijo de estar junto a Él en su reino.

En Apocalipsis la promesa de victoria es segura y su gran realidad final es la espera de la venida del Rey Celestial.

¡Que tu vida terrenal y eterna estén en las manos de Cristo!

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