ALMAS QUE CLAMAN JUSTICIA
El quinto sello es el grito de aquellos que perdieron la vida por su fidelidad a Cristo.
Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían, y clamaban a gran voz: ¿Hasta cuando Señor Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? (Ap. 6:9-10)
Dios no ha olvidado a sus hijos mártires. Los consuela pidiéndoles un poco más de tiempo ya que su justicia divina está por acontecer. Se les da vestidura blanca y paciencia para completar el número de sus consiervos que morirán como ellos, por la causa de Dios.
Estos mártires tienen hambre de justicia y del triunfo de la verdad.
TERREMOTO Y OSCURIDAD
El sexto sello se abre, la tierra se agita y los astros reaccionan. Suceden nuevos acontecimientos en la naturaleza y colapsa la sociedad. Y he aquí que hubo un gran terremoto, el sol se puso negro, la luna como sangre y las estrellas del cielo cayeron. (Ap. 6:12-13)
Esto es el presagio del desmoronamiento no sólo de la naturaleza, sino también de todo orden civil y moral.
ESCONDIENDOSE DE DIOS
El cielo se enrolla, cielos e islas se remueven de su lugar. La gran tribulación está aconteciendo.
Todo tipo de personas huirán aterrorizadas a los montes e intentarán ocultarse de la rabia de Dios. Y los reyes de la tierra y los grandes ricos, los capitanes, los poderosos, todo siervo y todo libre se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes. Y decían a las peñas y montes: caed sobre nosotros y escóndenos del rostro de Aquél que está sentado sobre el trono y de la ira del Cordero. Porque el gran día de su ira ha llegado ¿Y quien podrá sostenerse de pie? (Ap. 6:15-17)
ENJUGARÁ TODA LAGRIMA
Frente al trono del Señor, una incontable multitud de naciones y pueblos vestidos de blanco, con hojas de palma en sus manos clamando a gran voz: La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono y al Cordero. (Ap. 7:10)
¿Quienes son estas multitudes? los mártires de la gran tribulación.
Dios les da unas palabras de esperanza y alivio: Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva, y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. (Ap. 7:16-17)
PARA REFLEXIONAR
Se ha perdido totalmente el valor de la vida humana. Hoy se promueve un ser humano que ya no es humano sino transhumano, e identitario. Un hombre de género fluido totalmente deconstruido.
Se impone la reingenieria social anticristiana para exigir derechos humanos en el aborto, eutanasia, homosexualismo, perspectiva de género e ideología ecológica.
Esta etapa del Apocalipsis es el comienzo de la gran tribulación y el derramamiento de la ira de Dios.
Es el cumplimiento de la justicia divina. El cielo y la tierra se manifestarán.
Antes, se intentará por varios medios despertar a la humanidad, pero muchos como en los tiempos de Noé se burlarán y se enojarán. Y asi gran parte de la humanidad no hará caso hasta que el castigo se precipite.
Dios es amor y misericordia; espera de forma urgente que sus hijos se arrepientan de su maldad y sigan a Jesús.
Dios también tiene sed de justicia.
La fortaleza y la victoria eterna está garantizada a quien se aliste en el ejército remanente de Cristo.